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Muletas para tetrapléjicos

 

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La situación que vivimos con la pandemia provocó entre los artistas una enorme movilización. Porque esa situación evidenció la enorme desprotección que vivían una gran parte de los que actúan en los escenarios.

En los músicos, que es lo que conozco, muchos profesionales que llevaban años trabajando se dieron cuenta que no tenían ninguna protección, porque a pesar de tantos años, no tenían cotizaciones suficientes, no podían incluirse en ningún ERTE porque no estaban dados de alta en el momento de producirse la pandemia, o simplemente porque no habían estado dados de alta nunca o de forma muy ocasional. Curiosamente, algunos sí pudieron acogerse a estas medidas porque estaban dados de alta como camareros.

 

Muchos artistas se movilizaron. Se crearon un montón de asociaciones, se movilizaron también las empresas (muy afectadas porque no había espectáculos) se inició un movimiento global que unió a empresas, técnicos, profesionales del teatro, la danza, la música. Prácticamente todo el sector unido y reivindicando que se atendieran a sus problemas.

Y se consiguieron cosas. Cosas importantes. Un subsidio especial por inactividad adecuado a la realidad de la actividad intermitente de los profesionales de la música que no estaban por ello en alta cuando se produjo el COVID. Y la posibilidad de acceder al paro en base a esa intermitencia para la época posterior al COVID, como un reconocimiento ya para el futuro de la especial actividad de los artistas. El cambio, por fin, en los porcentajes de las retenciones por el trabajo de los artistas. También en los artistas que pueden constituirse como autónomos se recogen estas situaciones.

Todas estas medidas las hemos recogido en nuestra página. Felicitándonos por ellas. Pero nos sigue fallando la base. Porque estas medidas y reconocimientos están muy bien, pero el problema que tenemos los músicos profesionales es que el Estado, que es quien mueve la mayor parte de la contratación, sigue permitiendo y alentado el fraude de ley en la contratación.

 

Así, para celebrar el fin de la pandemia este mismo estado que nos facilita el acceso a las prestaciones sociales para los que están dados de alta, se dedicó a realizar una serie de conciertos (a un precio ridículo, por cierto) en un marco incomparable de Patrimonio del Estado. Eso sí, nada de dar de alta, querían una factura. Y si no, se buscaban a otro artista, que hay muchos.

Y eso, desgraciadamente es lo que ocurre. Y ocurre, porque no se ponen los medios por parte de la administración para acabar con el fraude. Esta asociación ha exigido que se pongan los medios necesarios en la contratación pública para evitar estos fraudes y se ha señalado cuáles eran los cambios necesarios para poder acabar con el fraude, pero de eso ni se habla.

 

¿Y por qué esto es así?

Porque actualmente, cualquier contrato de un artista se puede adjudicar a dedo sin importar el importe de la contratación. El que lleva el contrato al ayuntamiento (el agente de zona o el cuñado del concejal, depende de los casos) solo tiene que alegar la exclusividad con el artista para evitar el concurso. Porque todo el mundo sabe que cualquier artista internacional firma cientos de contratos con cientos de agentes de zona para que le lleven su contratación, en lugar de un solo agente que negocia y vende las giras por países o incluso continentes. Así que, contratación a dedo sin importar el dinero que cueste el contrato. Estupendo.

Por supuesto, a quien firma el contrato con el Ayuntamiento se le exige que esté al corriente con la seguridad social. Pero claro, un contratista que lleva treinta años contratando músicos a través de facturas solo tiene que acreditar que él está al corriente de pago con sus cuotas de autónomo y, si es empresa, que tiene dado de alta al personal de su empresa (sean o no familia). El que firma el contrato con el Ayuntamiento puede seguir de forma indefinida contratando espectáculos sin que ningún músico esté dado de alta, porque solo tiene que acreditar que él está al corriente con sus cuotas de autónomo. Los pliegos le exigen cumplir con los salarios del convenio, pero no con el alta de los trabajadores que actúen. Genial.

 

Pero tendrá que identificar a los que van a intervenir en el espectáculo, ¿no? Esto es algo que se exige en otro tipo de contratos y seguro que también en los de espectáculo. Pues no. No es necesario. Ni los músicos ni los técnicos. Aunque quien firme subcontrate el espectáculo.  Aunque el espectáculo que se contrate sea uno concreto de un artista concreto con sus músicos concretos. Magnífico.

Pero la administración comprobará de alguna forma que se han dado las altas, ¿no? Pues no. No está previsto. Sí se prevé que si el agente ha contratado a la empresa del artista se compruebe que se ha pagado a  esta empresa. Pero…¿comprobar las altas en la seguridad social de los que han trabajado?,  ¿para qué? Cremita.

Pero, hombre, alguna consecuencia tendrá si no da de alta a los trabajadores. Pues no. Se puede resolver el contrato si no paga los salarios o incumple el convenio colectivo, pero no dar de alta no es algo suficientemente grave para que el contrato se resuelva. Ni siquiera, si está subvencionada la actuación, tienes que acreditar que con el dinero público das de alta a los artistas y tampoco esa falta de alta, si te pillaran, es causa para que se obligue a devolver la subvención. Tope guai.

 

En definitiva, el sistema de contratación pública de los espectáculos no permite ni determinar las personas que van a intervenir en el contrato, ni permite exigir las altas de estos trabajadores a las empresas con los que se contrate. No se tiene un mecanismo que permita controlar que todos los que intervienen en un espectáculo están dados de alta en la seguridad social. Y además, sorprendentemente, la falta de cotizaciones no tiene las consecuencias que sí que tienen la falta de pago del salario o el incumplimiento del convenio.

Y todo esto, con dinero público. No resulta extraño que los ayuntamientos, diputaciones, ministerios y demás administraciones públicas sigan exigiendo a los artistas que les manden una factura por la actuación y se olviden de todo lo demás.

Por eso, todas estas medidas creadas, que son necesarias y responden a la actividad de los artistas, no nos sirven de mucho. Porque para aplicarlas es necesario que se acabe con el fraude en la contratación y se exija y controle el alta a los músicos que intervienen en los espectáculos como trabajadores que son. Estas necesarias medidas que se han aprobado son, con todo respeto, muletas para tetrapléjicos. Necesitamos primero acabar con el fraude en la contratación administrativa y luego, cuando estemos de pie, te agradeceremos las muletas.

 

 

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